Son cilíndricos, del porte de un rollo de sushi, pero prometen revolucionar la tecnología.
Ingenieros en EE.UU. construyeron un enjambre de más de 1.000 pequeños robots que pueden alinearse en distintas formas.
Y los científicos de todo el mundo aseguran que es una hazaña, un punto de inflexión entre la ingeniería de enjambre y la robótica.

Pequeños obreros

Los robots, de 3 cm de ancho, son idénticos entre sí. A ellos se les da una imagen de la forma deseada, y luego trabajan juntos para realizarla.
Pueden tardar hasta 12 horas, pero el resultado es la mayor pila de robots jamás construida -y estudiada- de esta manera.
nspirado por ejemplos biológicos, como las células que forman los órganos o las hormigas que construyen puentes, el trabajo podría ayudar a desarrollar herramientas y estructuras de autoensamblaje.
"Cada robot es idéntico y les damos a todos el mismo programa," explicó Michael Rubenstein, autor principal del estudio, que se publica en la revista Science.
"Lo único que tienen que seguir, para tomar decisiones, es lo que hacen sus vecinos".
Rubenstein y sus colegas de la Universidad de Harvard los apodaron los "kilobots" y construyeron 1.024 de ellos de una vez, el mismo número que los bytes en un kilobyte.
Cada kilobot arrastra tres patas delgadas rectas, una solución más barata que las ruedas. Y el espacio donde trabajan es un gran cuadrado de madera, del tamaño de una mesa de billar, el que termina en bordes especiales para que no se salgan del contorno.

Luces parpadeantes

Al inicio del experimento, la multitud de kilobots se agrupa junta en un lado.
Por encima cuelga una luz infrarroja, que puede comunicarse con el enjambre gracias a un sensor de infrarrojos situado en la parte inferior de cada robot.
Esa luz sólo envía un comando: "anda".
Cuando eso sucede, todos los robots inician su programa. El mismo programa para todos.
En primer lugar se iniciará una selección aleatoria. Los que estén en condiciones de avanzar, avanzan poco a poco, lentamente alrededor de la mesa y hacen parpadear sus propias luces infrarrojas para transmitir información a los demás kilobots cerca.
Para saber cómo iniciar la forma para la que han sido programados, cuatro robots "semilla" son colocados en la posición adecuada por uno de los científicos. Estos robots dan comienzo a un sistema de coordenadas, que se propaga por el enjambre a través de esas luces infrarrojas, rebotando a través de la mesa desde cualquier robot que transmite a cualquiera que "escucha", dentro de 10 cm.
"Cada robot mira su estado actual, o sea, se pregunta qué he hecho en el pasado.
Y también mira lo que sus vecinos están haciendo, basado en la comunicación. Así, toma sus propias decisiones", le dice Rubenstein a la BBC.