Sergio J. Duque Z. | ÚN.- Aunque la orden ejecutiva contra Venezuela no tiene precedentes idénticos en América Latina, no es difícil encontrar otros intentos estadounidenses de “encauzar” países que le son “desobedientes” en otros continentes. Todo país que emprenda un camino propio, distinto al delineado en la política exterior de Washington, es objeto de peligrosas acusaciones. Libia, Siria, Ucrania, Irak, Irán, Sudán del Sur y más recientemente la Federación Rusa, entre otros países, han sido declarados “los malos de la película” por los regímenes gringos.

Basado en el Acta de Poderes Económicos por Emergencia Internacional (Ieepa), el Ejecutivo estadounidense ha declarado “amenaza” a 53 naciones, supuestos grupos terroristas que perturban la paz en el Medio Oriente como Hizbulá, organizaciones criminales como la mafia rusa del Círculo de los Hermanos y otros factores imprecisos como las “armas de destrucción masiva” que ellos mismos poseen.

Incluso, ciudadanos estadounidenses que viajaron a Irak para manifestar contra la invasión de 2003 recibieron imputación de cargos sobre la base de la Ieepa. ¿El argumento para ello? Haber “gastado” dinero en ese país objeto de embargo.

En efecto, la Irak de Saddam Hussein y la Libia de Muamar Gadafi fueron sancionadas por EEUU para luego ser intervenidos, ya sea directamente junto con una “coalición” la primera, y mercenarios -además de ataques aéreos de la Otan- la segunda.

El “Tío Sam” también ha “torcido brazos” en África: Costa de Marfil, Liberia, Somalia y Sudán del Sur son identificados como “amenazas” para la estabilidad estadounidense.

El año pasado, en 2014, Europa reaparecía entre los malqueridos de Washington: Ucrania fue sancionada cuando su entonces presidente, Víktor Yanukóvich, se negó a ingresar a la Unión Europea. La intervención directa de Estados Unidos exacerbó las protestas que derivaron en actos violentos y conllevaron la caída del gobierno. Hoy, el país está sumido en una guerra fratricida mientras Estados Unidos mantiene sanciones contra la resistencia rusoparlante.

Precisamente por reclamar los derechos de las comunidades de habla rusa y aceptar la anexión de Crimea a su territorio tras un referendo democrático, Rusia es objeto de sucesivas sanciones por parte de Estados Unidos. Las órdenes ejecutivas buscan cercar y doblegar al gigante euroasiático.

Para el presidente ruso, Vladímir Putin, “cuando alguien cree que Rusia se ha vuelto demasiado fuerte e independiente, se aplican de inmediato este tipo de medidas”. 

Una ley para “encauzar”

El acta estadounidense de Poderes por Emergencia Internacional o Ieepa fue promulgada en 1977 durante el primer año de gobierno de James Carter y pareciera mandada a hacer para justificar injerencias y “encauzar” países.

La ley o acta en cuestión es solo el primer paso para declarar emergencias tras calificar como “amenaza inusual y extraordinaria” a quien Washington considere merecerlo.

Sin embargo, no se le cita sola en las órdenes ejecutivas, pues suele acompañársele de normas como el “Acta de Inmigración y Nacionalidad de 1952” y la “Ley de Defensa de los DDHH y la Sociedad Civil en Venezuela” aprobada en 2014 por la derecha en el Congreso estadounidense.


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