Un telescopio privado alertará del impacto de asteroides contra la Tierra
La Fundación B612, formada por un equipo de ex astronautas de la NASA y científicos, se responsabilizará de poner en marcha el ambicioso proyecto.
Un equipo de científicos y astronautas anunció el jueves que planea lanzar al espacio un telescopio capaz de detectar y realizar un seguimiento de asteroides que potencialmente podrían aniquilar una ciudad o un continente en nuestro planeta.
"Tenemos la tecnología para encontrar, hacer un seguimiento y modificar la trayectoria de cualquier asteroide que represente una amenaza. El futuro está en nuestras propias manos", aseguran los investigadores de la organización.
De momento el plan de la Fundación B612, que intenta mantener informada a la población sobre la amenaza de estos asteroides y plantear algunas soluciones potenciales, es tan solo una idea y algunos medios opinan que al tratarse de una iniciativa privada el proyecto es demasiado ambicioso.
Los asteroides, que rodean la Tierra desde que ésta se formó hace unos 4.600 millones de años, tienen órbitas que se hallan comprendidas mayoritariamente entre las de Marte y Júpiter. Sin embargo, otros se han aproximado un poco más a la Tierra.
La NASA, junto con grupos de astrónomos examina periódicamente el universo en busca de estos objetos cercanos a la Tierra y han logrado detectar al 90% de las mayores amenazas, es decir de aquellos asteroides de al menos un kilómetro de longitud que se consideran peligrosos.
De hecho, los científicos creen que fue precisamente un asteroide de unos seis kilómetros el que acabó con la existencia de los dinosaurios.
Sin embargo, el grupo subraya que debería prestarse más atención a asteroides más pequeños, como aquellos similares en tamaño al que cayó sobre Siberia en 1908 y arrasó más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque. Como ese, señalan los investigadores, podría haber medio millón.
Según la propuesta, el telescopio espacial Sentinel, cuyo lanzamiento está previsto para el año 2017 o 2018, funcionará durante al menos cinco años y medio y orbitará alrededor del Sol, a una distancia de entre 50 millones y 270 millones de kilómetros. A pesar de los numerosos desafíos tecnológicos que representa el proyecto, la gran pregunta es cómo financiarlo de manera privada, ya que su coste podría superar los 500 millones de dólares.
"Tenemos la tecnología para encontrar, hacer un seguimiento y modificar la trayectoria de cualquier asteroide que represente una amenaza. El futuro está en nuestras propias manos", aseguran los investigadores de la organización.
De momento el plan de la Fundación B612, que intenta mantener informada a la población sobre la amenaza de estos asteroides y plantear algunas soluciones potenciales, es tan solo una idea y algunos medios opinan que al tratarse de una iniciativa privada el proyecto es demasiado ambicioso.
Los asteroides, que rodean la Tierra desde que ésta se formó hace unos 4.600 millones de años, tienen órbitas que se hallan comprendidas mayoritariamente entre las de Marte y Júpiter. Sin embargo, otros se han aproximado un poco más a la Tierra.
La NASA, junto con grupos de astrónomos examina periódicamente el universo en busca de estos objetos cercanos a la Tierra y han logrado detectar al 90% de las mayores amenazas, es decir de aquellos asteroides de al menos un kilómetro de longitud que se consideran peligrosos.
De hecho, los científicos creen que fue precisamente un asteroide de unos seis kilómetros el que acabó con la existencia de los dinosaurios.
Sin embargo, el grupo subraya que debería prestarse más atención a asteroides más pequeños, como aquellos similares en tamaño al que cayó sobre Siberia en 1908 y arrasó más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque. Como ese, señalan los investigadores, podría haber medio millón.
Según la propuesta, el telescopio espacial Sentinel, cuyo lanzamiento está previsto para el año 2017 o 2018, funcionará durante al menos cinco años y medio y orbitará alrededor del Sol, a una distancia de entre 50 millones y 270 millones de kilómetros. A pesar de los numerosos desafíos tecnológicos que representa el proyecto, la gran pregunta es cómo financiarlo de manera privada, ya que su coste podría superar los 500 millones de dólares.
Descubren "tornados solares" que están calentando al Sol
Una serie de torbellinos en la zona media de la atmósfera solar llamaron la atención de científicos suecos. Su diámetro alcanza los 1.500 kilómetros, lo que supera miles de veces los tornados terrestres más grandes. Los astrofísicos señalan que la base de los supertornados son unas gigantes protuberancias del campo magnético solar en forma de una espiral irregular.
Un equipo de astrofísicos europeos detectaron gigantescos tornados magnéticos en la atmósfera del Sol que calientan el gas de su capa superior hasta un millón kelvin, según un artículo publicado en la revista Nature. Los especialistas, encabezados por Sven Wedemeyer Boehm de la Universidad de Oslo, observaron la superficie del Sol y de su atmósfera a través del observatorio orbital SDO.
Los torbellinos en la cromosfera, la capa media de la atmósfera solar, que se parecen a los tornados terrestres, atrajeron la atención de los astrofísicos. En total, fueron detectados 14 fenómenos de este tipo. Al estudiar su estructura y su influencia en la corona (la capa superior de la atmósfera) y la capa magnética solar, los especialistas detectaron que la aparición de los torbellinos gigantes en la cromosfera estaba acompañada por la formación de estructuras parecidas en las capas inferiores de la corona.
Su diámetro alcanzaba 1.500 kilómetros, lo que supera miles de veces los tornados terrestres más grandes. Los astrofísicos señalan que la base de los supertornados son unas gigantes protuberancias del campo magnético solar en forma de una espiral irregular.
El gas de la capa superior de la cromosfera y de la capa inferior de la corona, atrapado por el tornado, empieza a circular por las líneas de fuerza de la espiral magnética acelerándose paulatinamente y calentándose hasta un millón kelvin. Los investigadores afirman que la energía de estos tornados tiene que ser suficiente para calentar el plasma en la corona solar hasta su temperatura actual.
No obstante, estos procesos pueden funcionar solo en las partes del Sol donde no hay manchas y, por lo tanto, no se realizan los procesos físicos vinculados con ellas.
Por lo pronto, el Sol se encuentra en relativa calma y no registra tormentas que afecten a la Tierra, informa el Centro de Previsión espacial de la Agencia Atmosférica y Oceanográfica (NOAA) de USA.
Las últimas importantes llamaradas no emitieron masa coronal en dirección a la Tierra y se espera se mantenga esta tranquilidad en los próximos días.
Una imagen de esta mañana, publicada por el Observatorio SOHO, muestra una Eyección de Masa Coronal (CME) que va en dirección externa.
El centro de Previción Espacial informa que en los días pasados un aumento de la velocidad de los vientos solares originó algunas tormentas geomagnéticas menores en los polos.
Estas tormentas, entre sus efectos, causan perturbaciones en las comunicaciones. Se espera para el 29 de junio la llegada de una posible re-actividad geomagética en las altas latitudes.
El último nivel de alerta que se emitió fue entre el 18 y 24 de junio, cuando la Tierra recibió grandes cantidades de flujos de electrones que son potenciales riesgos para los satélites.
fuente: http://es.sott.net/
Los torbellinos en la cromosfera, la capa media de la atmósfera solar, que se parecen a los tornados terrestres, atrajeron la atención de los astrofísicos. En total, fueron detectados 14 fenómenos de este tipo. Al estudiar su estructura y su influencia en la corona (la capa superior de la atmósfera) y la capa magnética solar, los especialistas detectaron que la aparición de los torbellinos gigantes en la cromosfera estaba acompañada por la formación de estructuras parecidas en las capas inferiores de la corona.
Su diámetro alcanzaba 1.500 kilómetros, lo que supera miles de veces los tornados terrestres más grandes. Los astrofísicos señalan que la base de los supertornados son unas gigantes protuberancias del campo magnético solar en forma de una espiral irregular.
El gas de la capa superior de la cromosfera y de la capa inferior de la corona, atrapado por el tornado, empieza a circular por las líneas de fuerza de la espiral magnética acelerándose paulatinamente y calentándose hasta un millón kelvin. Los investigadores afirman que la energía de estos tornados tiene que ser suficiente para calentar el plasma en la corona solar hasta su temperatura actual.
No obstante, estos procesos pueden funcionar solo en las partes del Sol donde no hay manchas y, por lo tanto, no se realizan los procesos físicos vinculados con ellas.
Por lo pronto, el Sol se encuentra en relativa calma y no registra tormentas que afecten a la Tierra, informa el Centro de Previsión espacial de la Agencia Atmosférica y Oceanográfica (NOAA) de USA.
Las últimas importantes llamaradas no emitieron masa coronal en dirección a la Tierra y se espera se mantenga esta tranquilidad en los próximos días.
Una imagen de esta mañana, publicada por el Observatorio SOHO, muestra una Eyección de Masa Coronal (CME) que va en dirección externa.
El centro de Previción Espacial informa que en los días pasados un aumento de la velocidad de los vientos solares originó algunas tormentas geomagnéticas menores en los polos.
Estas tormentas, entre sus efectos, causan perturbaciones en las comunicaciones. Se espera para el 29 de junio la llegada de una posible re-actividad geomagética en las altas latitudes.
El último nivel de alerta que se emitió fue entre el 18 y 24 de junio, cuando la Tierra recibió grandes cantidades de flujos de electrones que son potenciales riesgos para los satélites.
fuente: http://es.sott.net/