"Las abejas desaparecen y la reina deja de poner huevos para hacer nuevas colonias y entonces llega un momento en que se muere la colmena. No sabemos si las abejas se van o si se mueren cerca. No sabemos qué ocurre, por eso surgió la idea de los microchips para ver si damos con algún remedio", señaló Fernández a BBC Mundo.
Los diminutos chips se pegan al tórax de las abejas. Cada vez que estas pasan por la piqueta, como se denomina a la entrada de la colmena, un lector de microchips registra datos que se suben a diario a un ordenador.
"Lo que estamos haciendo es colocar unos identificadores pasivos (sin baterías) para identificar cada abeja de forma individual. Estos dispositivos tienen un tamaño aproximado de 2 x 1,6mms y un espesor aproximado de 0,5mm para su adhesión al tórax de la abeja. El peso aproximado es de 5mg y la abeja lo puede cargar sin problemas", dijo Orantes Bermejo a BBC Mundo.
"En la entrada de las colmenas se colocan unos lectores y un concentrador, de manera que cada vez que las abejas salen o entran de la colmena quedan registrados sus movimientos. La colocación de chips no es complicada, si bien es muy meticulosa y requiere adormecer a las abejas levemente para poder manipularlas".
"Tenemos abejas marcadas con microchips en colmenas con un ambiente sano, ausente de residuos de plaguicidas, y otras en un ambiente con residuos de plaguicidas a niveles subletales, provocados experimentalmente, que se encuentran con frecuencia en las colmenas normales", explicó por su parte a BBC Mundo Antonio Gómez Pajuelo.
"La pregunta que pretendemos responder es ¿esos niveles de residuos, relativamente frecuentes, acortan tanto la vida de las abejas como para que estas vayan muriendo en el campo y la colmena pierda cantidades importantes de abejas que desaparecen poco a poco a lo largo del invierno, dejando a la colmena despoblada?"
Gómez Pajuelo señala que "los trabajos realizados hasta la fecha nos hacen concluir que la desaparición de las abejas es debida a una conjunción de tres factores": la mala nutrición otoñal por fallos en las floraciones de esa época, el mal control de varroa, un ácaro que parasita a las abejas, y por último el uso de plaguicidas externos, agrícolas, o acaricidas internos utilizados en la lucha contra varroa.