Permanece en la terapia intensiva del Centro de Médico La Fe, donde ingresó el domingo con obstrucción en el colon. Cuando era anestesiado para operarlo sufrió un paro cardíaco. Ayer fue sometido a una cirugía intestinal.

YANET ESCALONA

El domingo en la noche, cuando procedían a anestesiarlo para ser intervenido de una obstrucción intestinal, durante minutos que se convirtieron en siglos, Jesús Ávila, “El Guanaguanare”, pareció alzar vuelo. Al momento de inducirle la anestesia el cantante margariteño sufrió un paro cardíaco. El cirujano Paolo Roberto Lauretta, con el equipo que le acompañaba en el quirófano, tuvo que aplicar la reanimación cardiovascular necesaria para que “Chu” Ávila volviera a la vida. Y así fue al dar señales.

FUE OPERADO AYER
Esa noche fue suspendida la operación y el paciente llevado a la Unidad de Terapia Intensiva. Ayer a las diez de la mañana volvió al quirófano y durante dos horas fue sometido con urgencia a una cirugía intestinal para la extracción de un nuevo tumor. Hace cinco años ya el poeta había pasado por similar prueba, cuando le extrajeron una tumoración maligna. Sesiones de quimioterapia, mucha fe y ganas de vivir hicieron que volviera a escena y a compartir con amigos y admiradores, inclusive este viernes, cuando hasta cantó y estuvo muy alegre, refirió Isabel Reyes de Ávila, su inseparable esposa.

Limber Ávila, uno de sus hijos, contó que “guapeando” -como todo un roble-, Jesús Ávila aguantó el dolor pensando que sería pasajero. Sin embargo, al ver que persistía la molestia decidieron ingresarlo al Centro Médico La Fe, ubicado cerca de su casa. A partir de allí se dieron los episodios de este domingo y la posterior operación de ayer.

Tras la intervención quirúrgica, permanece bajo los cuidados de los médicos intensivistas del Centro Médico La Fe, en el municipio Maneiro.

“Su estado es delicado, pero estable. Ha comenzado a mover las manos y a reaccionar poco a poco”, dijo anoche su hijo.
“Quiera Dios que continúe así y que tenga una pronta recuperación”, agregó uno los cuatro hijos de este Patrimonio Cultural Viviente del estado Nueva Esparta.

Para seguir cantándole a su Margarita...
Jesús Ávila siempre le ha cantado a la vida cotidiana de su isla natal, como él mismo lo escribió como aporte vivencial en el libro El Canto Popular Margariteño, publicado en 1997. “Desde niño mi vida trasciende en el mar, el campo y la vida cotidiana de los pueblos de Margarita. Desde pequeño me dediqué al trabajo de la cría de cabras, de ganado. Fui muy pobre, buscador de leña para que mi madre hiciera las arepas para venderlas en el mercado viejo de Porlamar. También fui marinero. El bote de mi tío se llamaba ‘El mío’.

QUÉ ES LA MÚSICA
Ávila sostiene que la música “no tiene ni vejez ni juventud” y que está dentro de los parámetros de todo un contexto de belleza, como lenguaje universal.

Para él, ser margariteño significa una mazorca, dos remos, un corocoro fresco, un cachicato. Significa la montaña de Matasiete, querer a Margarita. Un margariteño significa Macanao, “Ayer salió la lancha Nueva Esparta” y “Vuela guanaguanare picoteando”, sostiene.