Expertos del servicio de inteligencia de Tanzania hallaron un botín de más de 700 piezas de marfil en una casa propiedad de ciudadanos chinos en la capital del país africano, Dar es Salaam.
El marfil, que se cree procede de más de 200 elefantes masacrados, estaba escondido bajo caparazones de caracoles y ajo para no ser detectado.
Recientes informaciones vinculan a China con el comercio ilegal de marfil, un bien muy deseado en el este asiático.
Los activistas medioambientales advierten que, a un ritmo calculado de 30 elefantes muertos por cazadores furtivos cada día en Tanzania, la población total de estos animales puede desaparecer de aquí al final de la década.