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La recopilación de datos acerca de la actividad del fragmento entre el 2012 y 2013 permitió trazar su trayectoria y obtener datos más precisos acerca de sus características. Así, este objeto recorre una órbita elíptica ubicada dos veces más lejos que la existente entre la Tierra y la Luna, tiene un tamaño que oscila entre 1 y 2 metros y, al parecer, posee una estructura hueca de origen artificial.
"Una pieza perdida de la historia espacial ha regresado para perseguirnos", afirmó Jonathan McDowell, astrofísico del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica de Cambridge (Massachussets, Estados Unidos).
Por su parte, el codirector de la oficina de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea en Noordwijk (Holanda), Gerhard Drolshagen, se encargará de seguir los pasos del controvertido residuo espacial hasta el momento de su impacto.
Este acontecimiento permitirá evaluar la eficiencia de los mecanismos con que cuentan los astrónomos a la hora de conocer los movimientos de los objetos potencialmente peligrosos que se dirijan a nuestro planeta.